¿Qué aprendemos los Psicólogos en terapia?

Entrada de Blog Psicología sobre lo que aprendemos los Psicólogos en terapia
¿Qué encontrarás en esta entrada?

Ir a terapia no te crea ni te destruye, solo te transforma.

¿Alguna vez te has preguntado qué aprendemos los Psicólogos de nuestros pacientes en terapia? Si la respuesta es sí, ¡ya te adelantamos que muchísimas cosas!

Algo que a la mayoría de los psicólogos nos apasiona de nuestra profesión es el continuo proceso de formación y aprendizaje en el que nos encontramos, tanto de los avances científicos de la psicología como del trato de las propias personas.

No es extraño encontrar en consulta pacientes que se sorprenden cuando durante la terapia o al acabar el proceso terapéutico, damos las gracias por todo lo que hemos aprendido de ellos. Y es que ¡no es poco!

¿Qué aprendemos de nuestros pacientes durante la terapia?

La terapia psicológica nos enriquece también a los Psicólogos. ¡Compartimos algunas de nuestras reflexiones!

Ir a terapia es un acto de amor hacia uno mismo y los demás

Observamos diariamente como las personas que acuden a consulta eligen invertir esa hora de su tiempo en mirarse, conocerse más a sí mismas y entenderse con mayor profundidad. Ponen el foco en sí mismas, se priorizan. Esto es una apuesta por el “autocuidado”. Invertir en nosotros mismos es un valor seguro, siempre ganamos.

No todo el mundo está dispuesto a parar y observar con curiosidad quienes son dispuestos a descubrir por qué piensan, sienten o actúan de la manera en que lo hacen para lograr mejorar su calidad de vida. Las personas que vienen a consulta ven con claridad la importancia de cuidar cuerpo y mente para también así poder cudiar a sus seres queridos. Como dijo el Psicólogo Carl Jung: quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia dentro despierta. Cada paciente nos recuerda la importancia del autocuidado.

Pedir ayuda no es sinónimo de debilidad sino de fortaleza

Cuando tenemos un problema de salud física que escapa de nuestro entendimiento o control, todos nosotros asumimos como una opción válida el consultar a nuestro médico de familia, ¿por qué no sucede lo mismo con la salud mental? Ocuparnos de un problema de salud física dice de nosotros que nos responsabilizamos de lo que nos sucede y que buscamos soluciones antes de que el problema vaya a más. Pero, en lo referente a la salud mental, no siempre es entendido así. Algunas personas creen que tienen que poder solucionarlo por sí mismas sin ayuda. Pedir ayuda es un recurso que no todo el mundo tiene en su mochila.

El dolor forma parte de la vida. El dolor es tan humano como el miedo o la ilusión, y pedir ayuda no nos hace menos fuertes, al contrario, si pedimos ayuda ¡es justo para recuperar esa fuerza! Una frase que solemos repetir mucho en terapia, es que todo el mundo tiene problemas y quien viene a consulta es quien quiere solucionarlos.

La vida es luz y sombra, pérdidas y ganancias. Y en este camino a veces necesitamos a alguien que nos sostenga. Esto es inevitable. A veces seremos nosotros mismos. Y, en otras ocasiones será un buen amigo o un profesional de la salud mental. Sea quien sea, está bien, y sea como sea, permitirnos pedir ayuda es una opción válida que no debe hacernos sentir vulnerables. Pedir ayuda y dejarse ayudar es un recurso que no todo el mundo tiene a su alcance.

Poner en palabras lo que pasa dentro de nosotros y ser escuchados nos alivia

Las personas necesitamos hablar, escribir, exteriorizar, poner nombres a las cosas, llorar a raudales, darnos tiempo, pasar duelos, permitirnos sentir, honrar las despedidas, ilusionarnos con los comienzos. Lo necesitamos y lo merecemos.

Ser escuchados de manera atenta, con respeto e interés hace que nos sintamos visibles, nos arropa, nos calma. Cuando el dolor es muy fuerte o estamos pasando un mal momento, tendemos a pensar que nadie puede hacer nada por nosotros. Pero, esto es una creencia errónea. El afecto, la escucha y el apoyo de otras personas reconforta. Así, nos lo trasmiten nuestros pacientes.

Confiar en el buen hacer de los demás

Decidir dar el paso de iniciar una terapia psicológica no es nada fácil. Vemos diariamente como las personas que acuden a consulta por primera vez deciden confiar en nosotros y en el trabajo que le proponemos hacer en terapia sin conocernos. Vemos como se arriesgan a confiar aún a sabiendas de que podrían no encontrar en nosotros lo que van buscando. Eligen confiar. Nos hacen partícipes de sus historias de vida y de su mundo interior con confianza siendo en el inicio desconocidos. Y, por supuesto, esto es algo que valoramos, apreciamos y agradecemos.

Esto es algo que vemos en los niños. Los niños son ingenuos y confian en los demás de manera genuina. Y, nosotros observamos como nuestros pacientes despositan su confianza en nosotros de manera incondicional y aceptan con curiosidad todo lo que pueden encontrar en terapia.

Nuestra resiliencia es asombrosa, ¡sí se puede!

Nos maravilla conocer las historias de personas tan diferentes y nos sigue fascinando la capacidad de adaptación del ser humano. Después de situaciones extremas, las personas siguen levantándose, continúan viviendo «a pesar de…». Si encuentran una motivación para seguir, un sentido de vida, lo que sea que le remueva ahí dentro… las personas se levantan, sin lugar a dudas.

Siempre hay soluciones, hay esperanza aunque no podamos verlo con claridad cuando no nos sentimos bien. Quizás sí lo es ser capaces de encontrar ese resquicio, ese agujero diminuto, por donde se intuye, aún, un rayito de luz, que nos impulse a seguir adelante.

La vida son ciclos. Está llena de pérdidas, de ilusiones y comienzos. Después de una época mala viene una buena, u otra mala, y entonces la buena, y viceversa. Y el ciclo vuelve a empezar. Como dice el refrán, “después de la tormenta llega la calma”. La estabilidad total no existe, lo que podemos aprender es a surfear en esa ola que a veces amenaza con engullirnos, manteniéndonos a flote.

No juzgar nos enriquece

Conocemos diariamente a muchas personas en nuestro Centro. Y, todas y cada una de ellas nos enseñan que hay tantas maneras de vivir y de entender la vida como personas hay en el mundo. En el espacio terapéutico todos somos iguales. No importa la ideología política, las creencias religiosas, la clase social, la situación laboral o la económica, nada de esto importa. Solo nos importa lo que la persona piensa, lo que la persona siente, lo que nos tiene que contar. Todos somos diferentes pero es más lo que nos une los unos a los otros que lo que nos diferencia. Todos nosotros, aunque nuestras vidas sean distintas, buscamos objetivos bastantes parecidos: estar en paz, poder disfrutar de la vida y de nuestros seres queridos, tener vidas con sentido.

Todos somos el resultado de las cosas que hemos ido viviendo. Acogemos con interés, respeto y cariño a la persona que solicita nuestra ayuda. Esto nos ayuda a continuar, fuera de la consulta, mirando a los demás sin prejuicios. Trabajar como Psicólogos nos permite poder coincidir en un espacio con personas con las que fuera de él quizá no tendríamos la oportunidad de conocer. Y, ¡qué enriquecedor resulta escuchar a personas con vidas, en ocasiones, tan diferentes a la nuestra!

Y por último…

Aprovechamos también este artículo de nuestro Blog de Psicología para agradecer a todas las personas que han pasado por nuestro espacio desde el año 2014, todo el cariño y la confianza depositada en nosotros como profesionales.

En nosotros siempre se queda un poco de cada paciente que atendemos en consulta. Nosotros también somos el resultado de todas las personas con las que nos vamos encontrando. Aprendemos juntos, crecemos juntos.

¡Gracias!

 

Actualizado el 28/01/2022 por Sofía Gil Guerrero, Psicóloga General Sanitaria, Nº col.: MU2732,  y  Paula Rambaud Quiñones, Psicóloga General Sanitaria y Psicóloga Jurídica y Forense, Nº col.: AN-09474.

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2 respuestas

  1. Soy psicoterspeuta .tengo 65 años y muchos años de trabajo y seguiré trabajando y me gusta seguir aprendiendo

    1. ¡Hola Beatriz! Muchas gracias por compartir tus impresiones en nuestro Blog. ¡Nos resulta muy emotivo lo que nos cuentas! Creemos que cuando el trabajo es vocacional no cesan las ganas de continuar trabajando a pesar de los años. Un abrazo compañera.

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